El punto clave para poner a andar un negocio es resolver un problema. Sin ello no habría ni clientes ni transacciones. Mucho menos marketing.
La palabra problema tiene en nuestro idioma una connotación negativa, pero en el ambiente del marketing es una necesidad sin satisfacer.
Estas necesidades pueden ser tan primarias como comer o vestirse, o tan subjetivas y aspiracionales como trabajar en desarrollar habilidades de liderazgo o hablar en público. También dependen mucho de la capacidad adquisitiva y la cultura.
Hay diversidad de necesidades como humanos en la tierra, por lo que el potencial de hacer negocios es infinito.
Cuando estas necesidades no son tan obvias, sino que se crea la oportunidad al saber leer y persuadir a las personas, entran en escena factores como la novedad, el status o la pertenencia, que van más allá de lo primario.
Por ejemplo, puedes necesitar movilizarte por la ciudad, tú decides si lo que necesitas es tomar el metro o comprar un carro; o puedes tener sed, tú decides si lo que necesitas es tomar algo de agua del grifo o comprarte una botella de agua Veen.
Hoy día vemos la evolución de muchos negocios que ofrecen el mismo servicio de antaño pero que le han incorporado componentes de experiencia que, justamente, van más allá de la base primaria de la necesidad, pero entran a satisfacer otros deseos de status o conveniencia. Por ejemplo, salones de uñas tipo bar o venta de alimentos naturales para mascotas con raciones mensuales.
O negocios que han sido creados dada la demanda de nuevas habilidades en el mercado de trabajo como la oferta de servicios educativos en ciberseguridad o la introducción de vehículos eléctricos más responsables con el medio ambiente por la inquietud de los consumidores de reducir al máximo la huella de carbono y el impacto al planeta.
Entonces puestos en escena, lo que necesitamos es que las personas o empresas con ESE problema que nosotros resolvemos, sepan que existimos, que podemos ayudarles, que gusten de nuestra oferta y servicio, confíen en nosotros, nos compren y nos recomienden.
La pregunta es: ¿Qué es eso que tus clientes necesitan resolver? ¿Qué es eso que tu resuelves?
Conocer qué es lo que tus clientes necesitan y cómo tu negocio contribuye a resolver esa necesidad es uno de los primeros pasos para poner a andar un plan de marketing.
Con esto, sabrás, o al menos debería ser más fácil, salir a buscar a esos prospectos que encajan con tu oferta. Saber cómo hablarles, qué les inquieta. Podrás segmentar, comunicarte con ellos de la forma indicada y enfocar los esfuerzos de promoción en los nichos correctos.
Este prospecto tendrá muchas opciones, así que una vez sabes que puedes satisfacer su necesidad, entran en juego los valores agregados que puedas brindar. El servicio, la calidad, los tiempos de entrega o respuesta, el acompañamiento, la cercanía de tu equipo, tu trayectoria y experiencia, entre otros.
Estos componentes serán los que marquen la diferencia a la hora de elegir. Pero nunca, nunca, pierdas de vista el problema que los trajo a ti.
Si aún no encuentras las palabras para describir cual es el problema que resuelves y localizar tu nicho de mercado, escríbeme hoy mismo y conversemos.